España está plagada de empresas familiares, y la supervivencia de los proyectos de una generación a otra no es fácil. Para afrontar esta problemática, la Asociación de Empresarios de Mairena del Aljarafe, AEMA, ha dedicado su sesión formativa del mes de noviembre a este apasionante tema. La jornada “Los retos de la empresa familiar” se celebró en el Edificio Ariete, de Mairena del Aljarafe, en colaboración con la Universidad Loyola, y contó con tres expertos en la materia: Antonio Barral Rivada, Horacio Molina Sánchez y Leopoldo Parias Mora-Figueroa.
El presidente de la AEMA, Borja Uruñuela, agradeció al Ayuntamiento de Mairena “que nos haya acogido en el Edificio Ariete”, y a los ponentes la participación para arrojar luz en un tema que afecta a más del 80 % de las empresas españolas, según datos del Instituto de la Empresa Familiar. “De ahí que toda la información que nos trasladéis para ponerla en práctica y tenerla en cuenta, nos será de gran ayuda”, comentó.
Los expertos iniciaron su intervención recordando las dificultades de supervivencia que tienen los proyectos empresariales familiares: sólo el 40 % llega a estar dirigido por la segunda generación; a la tercera generación llegan 13 de cada 100 firmas, y únicamente el 3% sobrevive a la cuarta y sucesivas.
Lograr que los proyectos empresariales no se pierdan con la jubilación del fundador es una tarea complicada, que requiere unos procedimientos y unos protocolos a seguir, especialmente si hay uno o varios miembros de la familia trabajando en la empresa y conviviendo con otros trabajadores de la misma. Algo fundamental es que las segundas generaciones estén muy formadas y, en la medida de lo posible, que hayan trabajado fuera, tanto en otros países como en otras compañías, pues este hecho les ayudará a mirar el proyecto empresarial con otras miras.
Uno aspecto que se abordó por parte de los expertos fue el de la importancia del momento. Los ritmos son fundamentales en el mundo empresarial, y perder una ocasión puede hacer que se haya dejado escapar la posibilidad de sacar mucho provecho a un proyecto. Y es que vender una empresa no es algo que se deba hacer de la noche a la mañana, al igual que la captación de más capital. Ha de elaborarse una planificación a medio plazo a la que se le vaya dado cumplimiento entre todos los integrantes del proyecto, algo clave para optimizar la rentabilidad económica de la firma en cuestión.
ILUSIONAR A LA FAMILIA
Antonio Barral Rivada apostó, para lograr la supervivencia de las empresas familiares, por “ilusionar a las familias; y es importante también que tengan siempre un plan a medio y largo plazo, porque tenemos que saber hacia dónde vamos, y que la familia esté informada de ese plan”. Respecto a los protocolos a cumplir, destacó que “no siempre es fácil aconsejarles, y aquí hay que tener claro el perfil de la persona a la que aconsejamos como referente, porque es la clave para que las transiciones se hagan con éxito”.
Leopoldo Parias Mora-Figueroa insistió en que “las normas han de estar muy claras. He visto compañías familiares que han saltado por los aires porque no se ponían de acuerdo en las retribuciones de los directivos, o de los familiares. Por eso tiene que estar todo por escrito y darle cumplimiento”.
PROPUESTA DE VALOR
Para Horacio Molina Sánchez, lo más importante, aquello que siempre recomienda a las empresas, es “cuál es su propuesta de valor, aquello en lo que son diferentes. Y eso que aportan a los demás es su valor diferencial para los clientes, para el consumidor. Por el lado de la rentabilidad le recomendaría que analicen si los costes son los adecuados. Pero sobre todo que miren hacia dónde va la empresa en los próximos años. Ha de ser una reflexión compartida por el equipo directivo. No hay que darle una denominación de plan estratégico, puede ser una reflexión de futuro”.
A lo largo de la sesión de la AEMA también se le dio la bienvenida a los nuevos socios de la entidad. Proyectos empresariales de toda la provincia que fueron explicados con pasión por sus autónomos, CEO o directores generales, y recibieron la acogida de los asistentes ya que todos los congregados tienen como máxima que la unión hace la fuerza.