La ley reguladora de las organizaciones Interprofesionales agroalimentarias se publicó en 1994 y las primeras en reconocerse lo hicieron en 1997. En la página web de ASICI consta que fue reconocida como Interprofesional del cerdo ibérico en 1999.
Desde 2011 ha encadenado 4 extensiones de norma que han aportado a la organización varios millones de euros. Después de 8 años y, como digo, bastantes millones de euros los productores nos preguntamos qué ha hecho ASICI, además de complicarnos la vida.
Desde 2014 se ha implantado un complejo sistema que está haciendo que los productores dediquemos más horas a gestionar el mismo que a nuestro propio negocio.
Este sistema, llamado ITACA, ha cambiado por completo el quehacer del ganadero; y sí, me imagino que ha servido para contar con una mayor trazabilidad del producto desde el campo, pero asegurar que ha contribuido a mejorar la calidad de los productos ibéricos es como mínimo exagerar.
La calidad depende de muchos factores, entre ellos la genética, la nutrición, el manejo y la sanidad. Y el marco normativo que debería facilitar dicha mejora (el Real Decreto 4/2014) no está siendo la herramienta más idónea para impulsar la obtención de productos de mayor calidad.
De hecho, lo que está fomentando son prácticas más enfocadas al cumplimiento estricto de la norma y menos dirigidas a criterios de calidad del producto.
Por ejemplo, no tiene mucho sentido, y además está creando verdaderos problemas, establecer un peso máximo para los animales que entran en montanera, cuando el campo es distinto cada año y también la fecha oficial de entrada de los animales en el mismo, también son distintos los animales que conforman los lotes, sus crecimientos y, lo más importante, pueden pasar dos meses y medio desde que entra el primer animal en montanera hasta que lo hace el último.
Otra cuestión que está haciendo mucho daño a la calidad es la obligación de utilizar machos reproductores Duroc de Libro Genealógico, dificultando a su descendencia cumplir con cuestiones como la edad, debido a su precocidad. O lo más importante, haciendo desaparecer del mercado producciones extensivas que requieren otro tipo de macho reproductor más adaptado al campo y cuyos productos son demandados por la industria tradicional y por el consumidor.
Estos son solo un par de ejemplos. Hay bastantes más cuestiones en la norma actual que impiden obtener productos de mejor calidad, algunas de ellas ya se han publicado en medios de comunicación, pero de lo que estoy seguro es de una cosa: el sistema ITACA no se encuentra entre los ejemplos que hacen mejorar la calidad de los productos ibéricos y además nos cuesta a todos los ganaderos la friolera de 600.000 € al año.
Las funciones de ASICI
De todos los objetivos que persigue la ley de organizaciones interprofesionales ¿en cuántos trabaja ASICI?
No hace falta investigar mucho para entender que ASICI no funciona como otras interprofesionales. Normalmente las interprofesionales tienen una vocación de ser altavoces del sector hacia el exterior, es decir, dedican mucho esfuerzo y dinero a la imagen y promoción, a que el consumidor, ya sea nacional o de otros países, conozca la calidad, la particularidad y la variedad de los productos propios de cada uno de los sectores representados por dichas organizaciones.
Sin embargo ASICI se ha volcado en los últimos años hacia el interior, controlando de forma casi obsesiva al productor. Productor que ya soporta los controles de la Administración y de las Entidades de Inspección cada día más severos.
Este triple control hace muy difícil que pequeñas y medianas extensiones hagan lo que realmente saben hacer, la crianza de un cerdo ibérico de calidad, e incluso que sigan existiendo como hoy las conocemos.
Este año muchos ganaderos nos hemos planteado abandonar directamente el sector. Esto hubiera supuesto una verdadera catástrofe, pero lo que sí ha ocurrido es que prácticamente todos hemos reducido en mayor o menor porcentaje el número de cabezas a engordar. A esto ha contribuido la interprofesional que ha llevado sus actuaciones a unos límites insostenibles, cuando lo que debería hacer es ampararnos.
Sin tener potestad para ello, ASICI ha retirado precintos de jamones y paletas que ya estaban colgados en industrias, o ha obligado en plena montanera a reducir censos en fincas sin un criterio objetivo ni legal.
¿Es ITACA lo que necesita el sector?
El sistema ITACA ha hecho que muchos productores, como yo, tengan que subcontratar los servicios de un técnico para llevar a cabo la compleja labor de cumplimentar en este sistema cada acción, movimiento, modificación o rectificación, por ínfimos que sean.
Esto nos lleva a dos consecuencias principales. Por una parte: un mayor coste que tenemos que asumir, y por otra: una labor ingente por parte de técnicos de la propia ASICI que están todos los días resolviendo incidencias del sistema provocadas por errores, olvidos o simplemente desconocimiento de todo lo que hay que cumplimentar.
Miles de incidencias cada año, entre ellas las mías, significa mucho tiempo y dinero tan solo para arreglar un sistema ineficiente. ¿Cuántos recursos se destinan a arreglar incidencias al cabo del año?
Como ya he dicho antes, en un escenario de triple nivel de inspecciones Administración-Entidades de Inspección-ASICI, los productores de cerdo ibérico estamos cansados de pasar una auditoria tras otra, cuando lo que más nos importa es preparar el mejor animal para que sus productos, jamones, paletas, lomos y carnes sean los de mayor calidad.
ASICI invierte mucho dinero y tiempo en el sistema ITACA, un sistema que nunca podrá reflejar todas y cada una de las posibilidades que se pueden dar en el campo y en el sector en general. Es más, si algún día lograra hacerlo, ITACA sería tan complejo que haría falta más de un master para poderlo dominar.
Por lo tanto, ¿es este complejo sistema lo más importante o que está pidiendo el sector?
Veo que la última extensión de norma se ha dedicado a “Promoción” un punto porcentual más que al sistema ITACA para intentar evitar la pregunta anterior.
Promoción e imagen
Como he dicho, ASICI dedica a la promoción el 38% de lo que ingresa por la extensión de norma en vigor en la actualidad.
Haciendo números rápidos, si se han sacrificado en 2018 unos 3,5 millones de animales, los fondos para “promoción e información de los productos ibéricos” han sido de aproximadamente unos 660.000 €.
Y si preguntáramos a cualquier consumidor de la calle qué recuerda de las campañas de promoción en televisión o en radio de ASICI ¿qué respondería?
Igual nos llevamos una sorpresa porque quizá muchos recuerden a Loles León, y otros se confundirán con la campaña de la interprofesional del cerdo blanco.
¿Por qué? Porque para que una campaña de promoción e imagen sea eficaz debe contar, además de otros, con dos elementos esenciales: dinero y tiempo.
Las campañas de promoción del ibérico que ha realizado ASICI durante los últimos años no han contado con una fortaleza económica apropiada y, lo más importante, no han sido continuas en el tiempo. Por eso la imagen del sector hoy está más relacionada con todas esas noticias sobre fraude que continuamente están saliendo en los distintos medios de comunicación.
Aún así, tengo algo que decir en su defensa. Gracias a que ha conseguido fondos europeos ahora sí está dedicando mucho dinero a promoción e imagen, que es lo que debería haber hecho desde un principio. No hay más que ver su página web “hampassiontour” para entender que algo ha cambiado.
Pero aquí, de nuevo, veo algo que no sé cómo encajarlo:
El sector del ibérico es inmensamente diverso y dentro del mismo puede haber animales que se han sacrificado después de 24 meses de una vida placentera en el campo y que han podido comer bellotas de dos montaneras distintas, hasta animales que han vivido 10 meses en granjas intensivas.
Es lógico pensar que los productos que finalmente salen de estos dos tipos de animales sean distintos y sus calidades también, contando cada uno con un público objetivo diferenciado, una frecuencia de consumo diversa y de un poder adquisitivo determinado.
Pero cuando veo la página web llena de dehesas y de bellotas parece que todo lo que se produce es de la primera clase de animales descritos, cuando la verdad es que se produce bastante más del segundo tipo que del primero.
ASICI representa tanto a unos como a otros y así se debería reflejar en esa página web, porque de otra forma la publicidad expuesta sería engañosa, pudiendo crear confusión y no reflejando toda la realidad del sector.
No quiero eternizar mi reflexión, pero me da pena ver cómo un sector único en el mundo no tiene la interprofesional potente y sin complejos que se merece, así como una gestión que esté a su altura.