Mañana se conmemora el Día Mundial del Ictus y CRECER ha querido celebrarlo lanzando un mensaje de esperanza. Para ello ha elaborado un vídeo con el caso de superación de Eduardo, uno de sus pacientes, que ha accedido voluntariamente a contar su caso para animar a los pacientes a trabajar con la rehabilitación para poder superar sus secuelas.
Más de 17.000 andaluces sufren un ictus cada año, según datos de la Sociedad Andaluza de Angiología y Cirugía Vascular, que alerta de la incidencia de unos 200 casos por cada 100.000 habitantes al año y una prevalencia de 8 casos por 1.000 habitantes. La gravedad varía en función de distintas circunstancias, pero la rehabilitación más temprana posible es la gran aliada para conseguir los mejores resultados. El Centro de Rehabilitación de Daño Cerebral CRECER, con sede en Sevilla y más de 27 años de trabajo por la rehabilitación de pacientes con daño cerebral, ha sido y es un referente en el campo de la neurorrehabilitación a nivel nacional e internacional.
El caso de Eduardo es el de un sevillano de mediana edad, que estaba en activo hasta que su vida se vio interrumpida por un ictus. “Tuve un ictus muy fuerte, tanto que durante ocho meses no me enteré de nada. Al principio estaba feliz porque había sobrevivido, pero no me podía comunicar porque quería decir una palabra y no me salía; como mucho pronunciaba otra diferente; nadie me entendía. Fue muy duro hasta que pedí ayuda y empecé con la rehabilitación”, explica ante la cámara.
“El primer paso fue darme cuenta de que me faltaba todo -prosigue-. En el proceso de rehabilitación me he sentido bien, he aprendido mucho, y aunque me escuchéis ahora con errores, estoy hablando, y antes no lo hacía”, advierte.
Consciente de sus limitaciones, Eduardo resalta que “es una tristeza para mí no poder trabajar. No tengo la capacidad de antes, ni tampoco la capacidad de leer, para escuchar no tengo rapidez, ni puedo atender a la vez a dos personas distintas; no puedo conducir y hablar con alguien a la vez … todo es distinto, y eso es triste. Pero estoy aprendiendo a vivir de nuevo. He recuperado la capacidad de hablar, aunque lo haga más lentamente”, resalta.
PREVENCIÓN Y TRABAJO
CRECER recuerda que el 80% de los casos de ictus podrían prevenirse con el control de los factores de riesgo como son el tabaquismo, sedentarismo, hipertensión y diabetes y un estilo de vida saludable que incluye una alimentación equilibrada, ejercicio regular, una vida social activa y una actividad intelectual constante.
Ante el diagnóstico de accidente vascular del paciente, C.RE.CER. advierte que es muy importante diseñar un programa de rehabilitación multidisciplinar, como los ofrecidos por el Centro de Rehabilitación de Daño Cerebral CRECER, que abarquen áreas como la logopedia neurológica, la rehabilitación física y la neuropsicológica. Una rehabilitación integral multidisciplinar y personalizada que el paciente ha de iniciar lo antes posible para lograr el mayor rescate neurológico.
Este trabajo permitirá dar respuesta a los problemas de habla, lenguaje y deglución, a las alteraciones en el movimiento y la sensibilidad, a los problemas de equilibrio, las alteraciones a nivel cognitivo como pérdida de memoria o dificultades de atención, los problemas conductuales, como la irritabilidad o la agresividad, o a controlar situaciones a nivel emocional como la ansiedad o la afectación anímica.
De ahí que CRECER recuerde que comenzar la rehabilitación en cuanto el paciente pueda hacerlo, tras recibir el alta hospitalaria una vez que se ha sufrido el ictus, es vital para lograr un mayor rescate neurológico. En cuanto el equipo médico lo autorice hay que iniciar el proceso de rehabilitación porque es algo crucial para que el paciente tenga una mejor calidad de vida y la máxima independencia que se pueda conseguir. El caso de Eduardo es la mejor prueba.