Martes, 31 Enero 2017 08:30

El arquitecto Honorio Aguilar reivindica la importancia histórica de la zona norte de Sevilla Destacado

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El Humilladero de San Onofre, el Monasterio de San Jerónimo y el Cementerio de los Ingleses, joyas muy desconocidas

El despacho de Arquitectos Honorio Aguilar, con sede en Sevilla y en Cantillana, ha hecho un llamamiento a los sevillanos para que conozcan más y disfruten las joyas arquitectónicas que atesora la zona norte de la ciudad y que son unas auténticas desconocidas. “Nos referimos, sobre todo, a las localizadas geográficamente más allá de La Macarena. Muchos sevillanos piensan que en las murallas acaba la monumentalidad de la ciudad, y están muy equivocados, porque se pierden lugares muy singulares y artísticos, que a su vez son grandes desconocidos. Nos referimos principalmente al Humilladero de San Onofre, al Monasterio de San Jerónimo y al Cementerio de los Ingleses”, explica el arquitecto.

A su juicio, la ciudad ‘extramuros’ engloba un importante interés histórico y artístico que no está siendo muy tenido en cuenta. “En esta zona se puede trazar una ruta con unos puntos de interés muy destacados, pero hasta ahora es la gran desconocida de la ciudad desde el punto de vista histórico y del patrimonio. Sería interesante que la descubriéramos y pusiéramos en valor unos enclaves que tienen mucha importancia y que están catalogados por su arquitectura y por su valor, pero que son unos auténticos desconocidos para la ciudad y sus habitantes”, destaca Honorio Aguilar.

EL HUMILLADERO ESCONDIDO

Uno de los enclaves más hermosos de la Zona Norte es el Humilladero de San Onofre, muy similar al humilladero de la Cruz de Campo, que ha sido restaurado, pero no es muy visitado porque tiene difícil acceso. Mientras el de la Cruz del Campo se convirtió en el epicentro de una gran expansión urbanística de la ciudad, el de San Onofre, al situarse al otro lado del cauce del desvío del antiguo Tagarete, es un espacio de tranquilidad al que se accede recorriendo un pequeño puente, el de San Jerónimo, a pie y descendiendo unas escaleras.

El Humilladero de San Onofre es, sin lugar a dudas, un lugar que invita a la reflexión y a la calma, y cumple alguna de sus hipotéticas funciones, que rozan la leyenda: se dice que este humilladero fue el lugar donde se detuvo el caballo del rey Fernando III de Castilla antes de su entrada a Isbiliya; posible vía crucis del leprosario del lazareto de San Lázaro, tal como se hacía con el de la Cruz del Campo, o quizá fuera un hito del cercano Monasterio de San Jerónimo de Buenavista.

Aparecido en 1914 dentro de otro edificio conocido como "Venta del Santo", gracias a la actuación de Miguel y Javier Sánchez-Dalp y Calonge, fue el catedrático Angulo Íñiguez quien lo documentó, datándolo de fines del siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos, de estilo gótico mudéjar, habitual en la Andalucía Occidental de esa época.

La ejecución de las obras de la Ronda Norte provocó la construcción de un paso elevado sobre la misma, convirtiéndose la antigua carretera que ocupa el Camino Real que unía Sevilla con Córdoba, en utilitario puente y quedando el humilladero abajo, en su original cota junto al Tagarete. ADIF, propietaria de parte de los terrenos que ocupa, realizó su restauración en 2013 y una anterior escalera metálica, dispuesta desde el puente, pero desafortunadamente colocada a menos de un metro del humilladero, permite el fácil acceso al mismo.

EL MONASTERIO

Otra joya escondida, por poco visitada, es San Jerónimo de Buenavista. Fue un 11 de febrero de 1414 cuando se producía la Consagración canónica del edificio, una de las grandes casas monásticas con las que contó la ciudad de Sevilla durante la Edad Moderna. El primitivo monasterio gótico y mudéjar sería completamente remodelado durante el siglo XVI, dándole una nueva apariencia renacentista, que es la que se conserva en gran parte, a día de hoy.

El Monasterio de San Jerónimo fue uno de los más poderosos de Sevilla. El apoyo expreso de la Monarquía atrajo a multitud de familias adineradas que permitieron el desarrollo artístico y monumental de un edificio que tras la Desamortización de 1835 se vio sumido en una lenta agonía que durará hasta los años ochenta del pasado siglo XX. Fábrica de vidrio, cebadero de cerdos, casa de vecinos y por último domicilio particular fueron algunos de los usos que tuvo San Jerónimo durante los siglos XIX y XX.

Hoy es un gran edificio poco conocido por la mayoría de los sevillanos, y sin el interés de éstos será difícil recuperar este patrimonio de toda la ciudad... recuperación es lo que se requiere, no intervenciones costosas, desmesuradas, que no han logrado salvar lo realmente trascendente.

EL CEMENTERIO DE LOS INGLESES

A escasos metros del monasterio, Sevilla tiene también su Cementerio de los Ingleses que, aunque mucho menos cuidado que el de Málaga y de menor tamaño, no por ello deja de ser también un reducto de la historia y de la cultura de la ciudad. La colonia inglesa de finales del siglo XIX fue numerosa e importante, con alrededor de mil seguidores.

El cementerio data de 1855, cuando el vicecónsul del Reino Unido, John B. Williams adquirió unas tierras ante la necesidad de dar sepultura a los marineros ingleses que morían de tuberculosis. En él, con más de 2.000 metros cuadrados, reposan los restos de más de 250 personas, en su mayoría británicos y americanos, pero también se enterraron alemanes, suecos y estadounidenses; el último enterramiento tuvo lugar antes del año 2000.

El cementerio no es municipal, es propiedad de la Asociación San Jorge, que hoy cuenta con más de veinte socios, familiares de personas enterradas en el lugar. En la actualidad está abandonado y su estado de conservación es lamentable. Hasta hace pocos años, los estatutos de la Asociación fijaban que ésta debía ser presidida por el cónsul británico o americano en la ciudad, una tradición que se rompió al quedar Sevilla sin esas oficinas. Actualmente, preside la Asociación María Henderson, viuda de un inglés enterrado en ese lugar en 1995.

Este cementerio tiene sus figuras ilustres, que Sevilla ya ha olvidado: Bernard Whishaw por ejemplo, el inglés que instaló en la calle Ángeles un Museo Arqueológico. Allí descansan también los restos de John Scroop, un héroe de la guerra de la Independencia, pues murió en el puente de Triana junto a las tropas españolas contra los franceses en defensa de la ciudad.

A diferencia del malagueño, el Cementerio de San Jorge o de los Ingleses, situado junto al monasterio de San Jerónimo de Buenavista, sigue condenado a muerte por el propio Ayuntamiento, porque en el solar del que forma parte, Urbanismo ha dado luz verde a la construcción de dos torres de siete plantas que no sólo ahogarán aún más la vista del monasterio, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), sino que provocará la eliminación del viejo Cementerio de los Ingleses, que será un «espacio libre privado», lo que podría traducirse en un parque o plaza. En los últimos años, el cementerio ha sufrido el asalto de profanadores que han roto lápidas y crucifijos…Su estado de abandono es inaceptable.

Estos tres enclaves forman parte de la zona Norte de la ciudad y son auténticos desconocidos de gran valor artístico y arquitectónico que Honorio Aguilar recomienda sean visitados por los sevillanos e incluidos en rutas turísticas.

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