El Descendimiento era una de las ceremonias fundamentales en la Hermandad desde su fundación, al igual que lo era en la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, fundada en 1557 y de la que, con toda probabilidad, la Hermandad benacazonera tomó el modelo de cofradía.
Según informan desde la misma Hermandad, no se sabe exactamente desde cuándo se comienza a efectuar la ceremonia del Descendimiento, pero dadas las características de de la imagen del Cristo, articulado en sus extremidades superiores, y la antigüedad del mismo (principios del siglo XVI, perteneciente a la escuela castellana de imaginería y procedente de Toledo), se puede suponer que ésta comenzaría a celebrarse prácticamente desde que se funda la Hermandad en 1584, aunque no consten noticias fidedignas.
“Lo único que sabemos con cierta seguridad es que la ceremonia se celebraba al anochecer del Viernes Santo en la Plaza donde se encuentra nuestra Capilla, junto con el conocido Sermón de las Cuarenta Horas. Se instalaría una cruz en mitad de la Plaza donde aparecería crucificado nuestro Santísimo Cristo Yacente, se procedería a su Descendimiento y sería colocado en las andas en las que realizaría la estación de penitencia”, informa Julio Adame, miembro de la Hermandad.
El acto se realiza con solemnidad y recogimiento, al igual que hace siglos. Se reza un Vía Crucis y se realiza posteriormente el Ejercicio de las Cinco Llagas. La Capilla está completamente a oscuras, salvo por la luz de algunas velas. El Señor es descendido de la Cruz y llevado hasta las plantas de María Santísima de la Soledad, siendo colocado posteriormente en su paso. Todo ello acompañado por música ambiental.
“La Hermandad cuida al detalle la realización de este acto, uno de los más impresionantes de cuantos se realizan en el pueblo e incluso en el Aljarafe”, indican desde la Hermandad.